I Metamorfosis de un día La punta de los días se anuncia con risas o con lágrimas. Por la catarata cósmica se precipitan las alegrías acariciando las curvas gigantes de las aguas... ¡unas veces! ¡Otras tantas!: espumas tristes se mezclan con el «verde-azul» del «estrépito-fondo», mientras en la tranquila hondura viven, saltan y brincan: lunas y amaneceres ocasos y albas. II El cielo se ha congelado en azul. Los pájaros son rictus dibujados en el aire. Los vientos se han callado entre tanto, el sol mira torpe y se pregunta qué hace... Parece que los mares los han sujetado los atlantes; ¿Qué ocurre esta tarde?: Por lo visto hasta al ocaso se le ha visto la clámide. I Él no estaba Vivía horizontal: En una línea antes del fin del mundo. A este lado —en éste de acá—, donde está la vida, no quedaba en él sino: el vacío, la negación y ¡mucho frío!
Poemar
Cuaderno de poesía
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De todos
Ha llegado el momento de saber a quién está dirigida la flecha de ese canto. A ti que te revuelcas en las espumas del amante, que padeces un tiempo bajo el dominio de la máquina o a ti que huyes del campo de las almas. ¡No! Yo me inclino ante los hombres que atados a una cama lloran por sus memorias terrenales y aún quieren liberarse. Yo estiro mi arco en dirección del nuevo mundo.