Sueño. Toda la vida he soñado que habíamos de hallarnos. Eres ese navegante enfrentado a la sombra de los ciclones, el que orienta las brújulas hacia las torres de los molinos abandonados que crecen en la selva de agitados demonios. En charcas de oro vi sumer- girse el espíritu de tu cuerpo y ayudado por brujas de todos los imperios avancé entre brasas y peiné tu cabeza y te poseí.
Cuaderno de poesía
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