Yo la dejaba así caer inesperada Sobre esos chopos altos que cercan el camino, Sobre ese joven rápido que eliges para ti, Sobre mí, aun a riesgo de quedar empapado. Es agua limpia, mira, fíjate bien que nadie Podía sospecharla en un mes como éste Y a goterones recios se hunde en el paisaje Y procura encenderme de intimidad por dentro. Yo que tú la dejaba así a la lluvia Caer tal cual nos coge, sin poner resistencia, Dando un brillo sereno al corazón del hombre. Y es que quizás convenga esta lluvia rarísima Que me distrae ahora de tu presencia eterna Y me haba en un lenguaje irresistible. Mira, Mírala cómo cae sobre tu amor acostumbrado, Así, tan fácilmente, invadiéndome de gracia Y dejándome otro tono con que darte mi vida.
Cuaderno de poesía
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