LA mañana se acercó con voz templada, por el aire, como en golpes contenidos te abrazaron brisas blancas, y en jirones de humedad por la cintura campanitas carmesíes de la vaguada. La mañana se acercó con voz templada, escondidas en gotitas de rocío desde el junco venían alitas de escarcha, y mi alma, sin saber lo que buscaba, se me hizo roja y blanca en la garganta. (Inédito)
Cuaderno de poesía
Sé el primero en comentar